Escapada a Berlín, una ciudad inmersa en la historia

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Museo Judío de Berlín
Museo Judío de Berlín

Berlín es una ciudad impresionante, protagonista de los acontecimiento más importantes de la historia de Europa. En sus calles se respira la primera y la segunda guerra mundial, la larguísima guerra fría, la caída del muro de Berlín y la moderna ciudad que es hoy en día y que disfrutan los berlineses.

Desde luego es una de las ciudades europeos más interesantes que hemos visitado. Se puede viajar a Berlín en avión por unos 150 euros y allí el alojamiento y la comida no es demasiado caro. Desde luego es una ciudad ideal para hacer una escapada. Nosotras estuvimos 4 días, lo mínimo para Berlín, porque tiene mucho, mucho que visitar. Aquí os cuento lo que visitamos y trucos y consejos para ayudaros en vuestra escapada a la capital de Alemania.

Check point Charlie en Berlín (Alemania)
Check point Charlie en Berlín (Alemania)
Muro de Berlín
Muro de Berlín

Nosotras nos alojamos en el Singer 109 (J.a.g aparment Singerstr 109 D – 10179) unos apartamentos muy chulos cerca de Alexanderplatz (el centro neurálgico de la ciudad). Tienen habitaciones con cocina, que te permiten ahorrar algo en comer fuera, y es práctico si viajas con niños. También tienen  habitaciones sin cocina y con más camas, para elegir la modalidad que os venga mejor. Nosotras estuvimos muy contentas con el alojamiento.

Día 1: #BerlínenBici, visita a búnqueres bajo tierra y la Isla de los Museos
Lo que teníamos clarísimo desde que empezamos a barajar la posibilidad de viajar a Berlín es que visitaríamos la ciudad en bicicleta. Así lo hemos hecho en otras ciudades europeas como Copenhague, Estocolmo o Amsterdam. Es una buena idea porque son ciudades preparadas para las bicicletas. En Berlín más todavía porque es una ciudad grande para hacerla andando y la bici te permite abarcarla mucho más rápidamente.

Alquilamos las bicis el primer día en Take a bike Berlín (Teléfono: 030 20654730 Neustadtische kirschstrasse 8 A dos paradas de metro de Alexanderplatz) y quedamos muy contentas con el servicio, lo recomiendo si os decidís por la bici. Nos costó 10 euros al día con el seguro incluido. El transporte público en Berlín es caro y aunque saques el bono AB o ABC cuesta casi lo mismo que las bicis. ¡Merece la pena!

Nuestra primera visita nos permitió descubrir Berlín desde abajo. Durante el recorrido vimos un refugio civil de los años 40 modernizado en 1983 y un edificio del año 1977 que revelan el horror y las posibles las consecuencias de una Tercera Guerra Mundial. Estas estructuras defensivas para civiles fueron los preparativos secretos para hacer frente a una posible catástrofe nuclear.

Berlín desde el suelo, visitando un búnquer
Berlín desde el suelo, visitando un búnquer

La visita fue muy interesante, guiada y en español. Es una asociación la que se encarga así que lo que pagas (11 euros) va destinado a seguir recuperando las entrañas de la ciudad y mostrándosela a los turistas. Para los claustrofóbicos, como yo, hay que estar tranquilos, porque un miembro de la asociación te acompaña durante todo el camino para sacar al que se agobie en 1 minuto del suelo berlinés, así que yo me pegué al guía alemán por si me daba el ataque de histeria, pero aguanté como una campeona la hora y media de visita que tiene momentos muy vívidos, pero no quiero haceros spoiler y además no dejan sacar fotos, así que tendréis que vivirlo vosotros.  La información práctica es Berliner unterwelten e.v (Estación metro U bhf gesundbrunnen). Hay otras muchas visitas, la gente comentaba que estaban todas fenomenal. A mi me bastó con una, que bastante tiempo estuve «sin aire» 😉

Por la tarde del primer día visitamos la Isla de los museos, que tiene todos los grandes museos de la ciudad, son impresionantes, nosotras recorrimos el Pergamo museum y el Neues Museum (no os olvidéis de ver el busto de Nefertiti, que es la estrella de la visita). En cuanto vayas a visitar más de dos museos en 3 días compensa comprar un pase que 24 euros e incluye 15 museos (cada museo son 12 euros).

Museo de Pérgamo (Bérlín)
Museo de Pérgamo (Bérlín)
Museo de Pérgamo (Berlín)
Museo de Pérgamo (Berlín)
Museo de Pérgamo (Berlín)
Museo de Pérgamo (Berlín)

El día acabó en el restaurante japonés Co’má con amigos berlineses, riquísimo en la calle Oranienstraße 191. La mejor forma de acabar un intenso día en bici recorriendo las calles de Berlín. En Berlín se come rico y no es demasiado caro, además les gusta la cocina internacional, así que puedes elegir lo que te guste más.

Día 2: Recorrer Berlín en bici en una visita guiada en español por toda la ciudad
El sábado a las 10 ya estábamos bajo la antena de televisión, tan típica de Berlín, en Alexanderplatz para hacer un tour en bicicleta por la ciudad guiado en español de Cultour Berlín con Jose, nuestro guía. Estuvimos 4 horas recorriendo la ciudad y disfrutando de conocerla muy a fondo gracias a las paradas y las láminas y todas las anécdotas e historias que nos iba contando Jose, super majo… por cierto. Cuesta 12 euros si vas con tu propia bici y 22 euros si la tienes que alquilar. También se pueden hacer el tour andando y otros tour que hacen hincapié en partes de la historia y los barrios de la ciudad.

Berlín en bici (visita guiada)
Berlín en bici (visita guiada)

Con Jose guiándonos por los carriles bicis recorrimos el barrio de San Nicolás (medieval, muy chulo para comer) donde Jose nos contó que en Berlín todo vale y todo es posible, le llaman La Nueva York de Europa. Nadie se asusta de nada. Después de 40 años de estar divididos ahora solo se puede vivir en la tolerancia.

Paramos en Bebelplatz, vimos por fuera la Biblioteca real, la ópera estatal de Federico el grande, la Catedral de santa Clementiae, la Universidad de Humboldt (la primera con grupo de investigación) de la que salió Einstein. Plaza en la que tuvo lugar la famosa quema de libros de Goebbles, donde ardieron 20.000 libros y hay un cristal en medio de la plaza donde se ve una biblioteca vacía como homenaje a esta quema (si vas por allí no te olvides de buscar el cristal en el suelo).

La visita siguió hacia Gendarme platz, donde hay dos iglesias iguales que Federico regaló por la tolerancia y la Casa de conciertos. Nuestro grupo de bicis se encaminó al Check point charlie, que era uno de los puntos de paso para extranjeros del muro de Berlín, solo hay una garita y las caras del último militar americano y ruso que estuvieron en el punto. Hay mucho turista…sacamos la foto de rigor… rápido y seguimos.

Check point Charlie (Berlín)
Check point Charlie (Berlín)
Pisando el muro de Berlín
Pisando el muro de Berlín

A dos ruedas nos encaminamos hacia la Topografía del terror. Calle donde se encontraban los órganos del gobiernos nazi, con las oficinas centrales de la Gestapo y las SS. Jose nos fue contando todo desde fuera, así que dejamos la visita en detalle por dentro pendiente para verlo otro día. Seguimos hacia la Postdamer platz, vimos también el punto más ancho de la franja de la muerte y llegamos pedaleando hasta el monumento homenaje a los judíos víctimas del holocausto. Un lugar para recordar la muerte de 6 millones de personas, que es un espacio arquitectónico para ser sentido recorriendo sus angustiosos pasillos.

Topografía del Terror (Berlín)
Topografía del Terror (Berlín)
Topografía del Terror (Berlín)
Topografía del Terror (Berlín)

Seguimos nuestro tour dando una vuelta por el inmenso parque Tiegarten, vimos la columna de la victoria prusiana, el palacio de Belleveu, paramos en el Parlamento alemán Reichstag y llegamos hasta la plaza de París, donde está la famosa puerta de Brandenburgo. A dos ruedas continuamos hasta  la Catedral de Berlín y volvimos felices a Alexanderplatz, donde había comenzado nuestro tour en bici.

Parlamento Alemán
Parlamento Alemán Reichstag
Plaza de la  puerta de Brandenburgo (Berlín)
Plaza de la puerta de Brandenburgo (Berlín)

La verdad es que es una forma interesante de recorrer la ciudad, divertida y diferente. Y sinceramente, por mucha guía que lleves, y por mucho que te empolles la ciudad (como nosotras), no hay nada como que te cuenten con detalle la historia de todo lo que estás viendo. Jose, el guía, simpatiquísimo y muy buenas las explicaciones que nos iba dando. Sin duda, recomiendo Cultour Berlín para visitar con guía la ciudad.

Por la tarde, volvimos al monumento homenaje a las víctimas judías del holocausto y entramos en el museo, que es gratis y está bien la visita aunque para nuestro gusto un poco tedioso. Nos gustó más el museo Judío que visitaríamos el último día. Seguimos hacia la topografía del terror, que habíamos dejado pendiente entrar y la verdad es que, esta sí, merece mucho la pena.

Agostadas cenamos en el Restaurante Ephraim’s en el barrio San Nicolás, donde nos cocinaron un típico codillo alemán con patatas y bebimos una ricas cervezas alemanas para acabar un intenso día. Este es un barrio con muchos restaurantes baratos y ricos, que merece la pena explorar.

Codillo al estilo alemán (Berlín)
Codillo al estilo alemán Restaurante Ephraim’s (Berlín)

Día 3: Campo de concentración de Sachsenhausen en Oranienburg

Nuestro tercer día en Berlín lo dedicamos a visitar el campo de concentración de Sachsenhausen que fue un campo modelo para los alemanes, en él se experimentaban todas las fórmulas del terror que se exportaban a los demás campos. El verano pasado habíamos visitado Auschwitz en Polonia, y queríamos ver la visión del terror desde territorio alemán. La visita fue dura pero muy interesante, está claro que hay que conocer la historia para no repetirla nunca más.

Más de 200.000 personas pasaron por el campo y al menos 50.000 perdieron la vida en Sachsenhausen, una campo de concentración, no de exterminio, con lo cual se mantenía a los presos, casi todos políticos, en condiciones mínimas para que pudieran trabajar. Tiene forma de triángulo equilátero y en la esquina una metralleta fija que cubría todo el campo, 14 hectáreas. Fue liberado una semana antes de que Hitler se suicidara, de lo últimos, ya que era el más cercano al poder nazi. Por él pasaron grandes figuras políticas como Largo Caballero, presidente de la República española antes de que estallara la guerra, o el hijo de Stalin, un joven que atentó contra Hitler y el famoso cura crítico con el nazismo Martin Niemuller.

Campo de concentración de Sachsenhausen (Berlín)
Campo de concentración de Sachsenhausen (Berlín)
Campo de concentración de Sachsenhausen (Berlín)
Campo de concentración de Sachsenhausen (Berlín)
Campo de concentración de Sachsenhausen (Berlín)
Campo de concentración de Sachsenhausen (Berlín)
Campo de concentración de Sachsenhausen (Berlín)
Campo de concentración de Sachsenhausen (Berlín)
Campo de concentración de Sachsenhausen (Berlín)
Campo de concentración de Sachsenhausen (Berlín)
Campo de concentración de Sachsenhausen (Berlín)
Campo de concentración de Sachsenhausen (Berlín)

Llama la atención un reloj que está pintado en la Torre A (la entrada del campo), que marca la hora en la que fue liberado el campo, no es un reloj normal sino que está pintado para visibilizar la hora de la libertad. Se visitan varios barracones, la cárcel, el foso de fusilamiento, la morgue, la sala de autopsias y la enfermería y los restos de la zona de la pequeña cámara de gas que tenía el campo.

La visita al campo guiada en español la hicimos también con Cultour Berlín y nos acompañó Helena que realmente conocía en profundidad la historia y nos lo explicó todo a la perfección. La visita dura 6 horas y cuesta 16 euros, 14 si ya has hecho otra visita con Cultour, como era nuestro caso. Se va y vuelve en tren y merece mucho la pena.

Por la tarde visitamos el Berliner Mauer en la Bernauer strausse, donde se puede ver mejor (desde el museo que tiene un mirador arriba) el muro entero, como era de verdad, con los dos muros y el espacio en medio con varias fórmulas para evitar el paso. Seguimos con nuestras bicis hacia el Mahuer park, donde nos tomamos una cerveza mientras disfrutamos de un concierto. Este es un parque muy concurrido y con buen ambiente, donde siempre hay músicos y gente bebiendo en la calle y haciendo barbacoas.  Cenamos muy cerca en Prater garten, un sitio muy alemán con un enorme jardín lleno de mesas amarillas donde comer unas ricas salchichas alemanas acompañadas de ensaladas y cerveza.

El muro de BBerliner Mauer en la Bernauer strausse (Berlín)
El muro de BBerliner Mauer en la Bernauer strausse (Berlín)
Cocina alemana
Cocina alemana en Prater Garten

Día 4.- East side gallery y Museo judío
El último día cogíamos el vuelo por la tarde, así que pudimos seguir visitando la ciudad. Empezamos la jornada recorriendo con nuestras bicis el East Side Gallery, donde los artistas han plasmado en trozos del muro sus visiones de la historia de Berlín. Es muy bonito recorrerlo, poco a poco, y disfrutar del arte. Es muy famoso el beso de Breznev y Honecker, donde seguramente encontrarás a muchos turistas sacándose fotos.

East Side Gallery (Berlín)
East Side Gallery (Berlín)
East Side Gallery en Berlín
East Side Gallery en Berlín

Después nos fuimos al mercado ecológico Markt halle neun, muy chulo. Nosotras es que somos muy locas de los mercados locales y ecológicos, dimos una vuelta y terminamos la mañana en el Museo judío recorriendo y vivenciando su arquitectura increíble, del arquitecto judío Daniel Libeskind. Os recomiendo la visita, sobre todo de la parte más vivencial del edificio, luego hay una exposición de la historia de los judíos que es muy larga, pero la planta baja ¡es impresionante!, desde luego uno de los mejores museos que hemos visitado en el mundo.

Museo Judío de Berlín
Museo Judío de Berlín
Museo Judío de Berlín
Museo Judío de Berlín

Antes del irnos al aeropuerto cerramos nuestro viaje a Berlín comiendo en el Restaurante Das (cerveza artesanal) Meisterstück en haudvogteiplatz 3-4, donde la cerveza artesanal está de muerte y la comida también. ¡Muy recomendable!

Cocina alemana
Cocina alemana

Berlín es, sin duda, una ciudad a la que volveremos. Espero que os sirva nuestra experiencia. ¡A disfrutar!

1 COMENTARIO

  1. Ya estamos inmersos en una epoca del ano que gusta en todas partes del mundo (aunque no a todo el mundo, desde luego). Hemos empezado diciembre y el espiritu navideno ya se siente en las casas, en las oficinas y en las calles de todas las ciudades del mundo. Y siempre hay quien la vive mas que los demas, del mismo modo que hay ciudades en las que podemos sentir esto con mas fuerza. Esta ciudad, por si sola, tiene un encanto dificil de explicar y como sabeis muchisima historia a sus espaldas. En Navidad, sus calles se llenan de multitud de adornos navidenos que transforman, junto con las luces tipicas, a la ciudad en otra practicamente diferente. Ademas, un sinfin de mercados navidenos pueblan sus calles, haciendo las delicias del turista y tambien de los berlineses. No os marcheis sin probar el vino caliente.

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