Alicante tiene rincones que enamoran y este es uno de ellos. La cala Moraig en Benitatxell es un lugar del Mediterráneo que no te puedes perder si decides pasar algunos días de vacaciones o hacer una escapada a la costa de Alicante.
El acceso a la cala es sencillo, siguiendo las indicaciones al entrar en la localidad alicantina de Benitatxell y se llega hasta el lugar fácilmente por una carretera muy empinada. A un kilómetro de llegar aparece a la izquierda está el primer parking y si continúas dirección al mar encontrarás otro parking ya en la misma cala.
La cala de Moraig es impresionante, un gran cortado sorprende en una cala pequeña salpicada de millones de diminutas piedras redondas, no tiene arena y el azul turquesa de sus aguas acabará de enamorarte.
Si has conseguido aparcar en el parking más cercano a la cala puedes acceder fácilmente a la Senda de la Falla del Riu Blanc o del Morag (sino también puedes bajar hasta el comienzo de la ruta desde el parking más alejado de la cala). Un rutilla muy sencilla de unos 300 metros de unos 25 minutos (ida y vuelta) y que te permite ver la cala desde arriba y acceder hasta la falla.
La falla es una espectacular pared rocosa estriada casi vertical. Entre la barandilla y la pared de la falla se puede observar al fondo la laguna de salida del Riu Blanc. Este río de agua dulce salinizada consiste en una galería amplia de la que parte un conducto principal que se ramifica en profundidad. Las exploraciones realizadas por espeleólogos submarinistas han permitido recorrer 2 km de conductos totalmente sumergidos que llegan a una profundidad de 60 metros bajo el nivel del mar, aunque no se ha podido recorrer entera y ha costado la vida de dos submarinistas espeleólogos.
Un espectáculo increíble observar la falla y la cala del Moraig desde arriba, pero después de observar esta ancentral formación geológica queda disfrutar de lo mejor: La cueva dels Arcs. Y es que el mar ha ido horadando la piedra y dejando paso a una cueva de belleza espectacular. Se puede entrar dentro, aunque hay que tener cuidado porque es muy resbaladizo. Si tienes ganas de ver algo impresionante, puedes entrar en la cueva, bajar un pequeño desnivel, y cruzar al otro lado y entrar por un pequeño pasadizo muy estrecho y podrás entrar en una cueva completamente oscura, en la que solo se ve el azul imponente de un mar cristalizo. No apto para muy claustrofóbicos, aunque yo soy bastante y entré un poquitín 😉
Desde luego un lugar precioso para pasar un día con o sin los peques, y para bañarse después en la cala recomiendo que llevéis escarpines o cangrejeras ya que la playa es de roca pequeña y duelen mucho los pies al entrar.
Alicante no deja de sorprenderme con rincones tan especiales y desconocidos como este. ¡A disfrutar!